"INTOCABLE" ("Intouchables") - Crítica

Escrito por Ángel Castillo Marcos | twitter: acastillomarcos

"Intocable" nos brinda la oportunidad de experimentar las relaciones sociales desde un prisma que no solemos tener en cuenta al abordar temas de este calibre. Sin haber disfrutado de esta historia puede parecer cruel decir que te has reído en una película que trata sobre una historia basada en hechos reales de la vida de un hombre tretrapléjico. El recurso fácil puede ser la tendencia hacia la pena, el agobio, el nudo en la garganta, la rabia, la impotencia y el clamar al cielo por lo injusta que es la vida. Pero no es el caso. La trama nos arrastra a un viaje hacia las relaciones interpersonales en las que todo el mundo puede verse involucrado en mayor o menor medida. En esta cinta el sentido del humor puede ser la mejor terapia y la exclusión y deshumanización social son palabras sin valor.

Se habla de una falta de compasión bien entendida, en la que el discapacitado pide la inclusión, no su porción de lástima y pena. Se habla del aprendizaje mutuo, la amistad, la integridad, la tolerancia, de valorar la vida, de la importancia de respirar y dar una calada de libertad mientras disfrutas de un paseo a la luz de la noche parisina.

Podemos ver la dualidad de los protagonistas de manera evidente a lo largo de toda la película. La fuerte carga de emotividad de cada escena se transforma en liviana y amable. La química entre Philippe (François Cluzet) y Omar Sy (Driss) traspasa la pantalla y te transmiten sin remedio su risa contagiosa y te hacen participe de sus "fechorías". La expresividad de los dos actores a la hora de interpretar sus personajes es asombrosa, sobre todo en el caso de Omar. También es digno de mención la dificultad añadida de Cluzet al tener esa limitación de movimientos a la hora de interpretar.

Desde que Driss irrumpe en el despacho, se derrumban los muros de contención de las emociones que tenían a buen recaudo la serenidad impenetrable de Philipe gracias a la espontaneidad de Driss. A partir de ese instante, comienza un viaje sin retorno que atrapa sin remedio a todos los espectadores  acompañados en todo momento por la fantástica banda sonora de la película, obra de Ludovico Einaudi.

Puede que sea criticable el hecho de que la vida de un discapacitado rico sea más fácil por las posibilidades que eso le ofrece y que en la historia real fuese un árabe y no un senegalés el coprotagonista de esta historia pero lo que no es negociable es que es un recorrido apasionante por los sentimientos a la vez que es una entretenida y divertida historia llena de positividad.

Valoración 8/10.

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